va a un restaurante de comida rápida,
donde con cuidado divide en dos la hamburguesa
y las papas fritas.
Un camionero siente pena por ellos
y se ofrece a comprarle a la esposa su propia comida.
No se preocupe dice el anciano
nosotros compartimos todo.
Unos minutos después,
el camionero se da cuenta de que la esposa
no ha probado bocado.
De verdad no me importa
comprarle su propia comida insiste.
No se preocupe, ella comerá su parte
le asegura el anciano
Lo compartimos todo.
Poco convencido,
el camionero le pregunta a la esposa:
¿Por qué no come?
¡Porque estoy esperando a que mi esposo
me preste la dentadura!
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