A una mujer le diagnostican
una enfermedad
terminal: 2 meses de vida.
Decide ir a un pintor
para que le haga un retrato
y así dejar un bello recuerdo a su familia.
El día que llega al taller del pintor,
se sienta para posar
y el pintor la empieza a retratar.
Al cabo de un rato ella le dice:
perdón, podría pintarme una diadema
de diamantes en la cabeza?
sí, señora, por supuesto.
Al cabo de unos minutos:
y un collar de perlas en el cuello?
por supuesto señora.
Y le va pidiendo que le pinte
también una sortija con un rubí,
una pulsera de oro macizo, etc.
Al cabo de unas horas
el retrato queda acabado.
La señora parecía una reina
toda llena de joyas.
El pintor le dice:
perdone señora,
¿para qué ha querido
que le pinte tantas joyas?
para que la zorra
con la que se case mi marido
se vuelva loca buscándolas.
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