Un gitano sevillano que estaba parado
y decide llevarse las naranjas amargas
de los árboles de su calle
y las vende como si fuesen "guachis".
Así cada día las vendía en un sitio distinto,
no fuese que lo calaran. Un día va a la Macarena,
otro a Nervión, a Triana etc.
Una mañana, mientras pregonaba las naranjas,
se le acercan un padre y su hijo, y le pregunta el padre:
- ¿Están buenas las naranjas?
El gitano no se corta un pelo y le contesta:
- Están durses como el armiba.
El padre:
- Pues dale un gajito al niño pa que las pruebe.
El niño se mete el gajo en la boca, lo mastica,
se le pone la cara arrugaíta,
se le caen dos lagrimones como dos ollas exprés
y le dice (el niño) al gitano:
¡¡¡Me cago en tu puta madre!!!
El gitano le dice al padre
- Es delicaíllo er niño, ¿no?
Y el padre, alucinado, contesta:
- Delicao no, era mudo.
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