Dos caballeros se movían muy de prisa en el interior de un supermercado con sus carritos de compra:
- Perdóneme usted; es que busco a mi señora.
- ¡Qué coincidencia, yo también! Estoy desesperado.
- Bueno, tal vez le pueda ayudar. ¿Cómo es su señora?.
- Es alta, de pelo castaño claro, piernas bien
torneadas, pechos firmes, un culo precioso, en fin, muy bonita... ¿Y la suya?.
- Olvídese de la mía, vamos a buscar a la suya.
- Perdóneme usted; es que busco a mi señora.
- ¡Qué coincidencia, yo también! Estoy desesperado.
- Bueno, tal vez le pueda ayudar. ¿Cómo es su señora?.
- Es alta, de pelo castaño claro, piernas bien
torneadas, pechos firmes, un culo precioso, en fin, muy bonita... ¿Y la suya?.
- Olvídese de la mía, vamos a buscar a la suya.
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